Yo nunca pierdo, o bien gano o bien aprendo.
Las palabras de Nelson Mandela han estado rondando en mi cabeza desde que tomé la decisión de dar la vuelta en Tenerife y dejé el proyecto en suspenso. Una de las cosas más importantes que he aprendido en mis numerosos años de mar ha sido a resistir la tentación de tomar decisiones precipitadas, sin antes analizar los factores implicados. Cuando me di cuenta en Tenerife de que habíamos llegado a un punto de no retorno, y viéndome incapaz de alcanzar una resolución satisfactoria al dilema, decidí volver al astillero Outremer en Francia para decidir, una vez allí, si se podía continuar con el proyecto o debía ser abandonado.
La respuesta al dilema se fue haciendo cada vez más evidente durante la travesía de 1.500 millas. Aquella travesía demostró la excepcional navegabilidad del Aventura Zero y me proporcionó la oportunidad de monitorizar el sistema de regeneración eléctrica con una frecuencia constante. Desgraciadamente, y a pesar de todos nuestros esfuerzos, fuimos incapaces de mantener de forma sostenible el equilibrio entre el consumo y la regeneración. Quedó claro que nuestra estimación inicial, tanto del consumo total, como del potencial del sistema de regeneración, había sido poco realista.
Ese es el quid de la cuestión, y está claro que ambos problemas deben ser abordados de forma inmediata. La prioridad más urgente es reevaluar el consumo doméstico total, instalar un equipo eléctrico más eficiente y eliminar el derroche energético. De forma paralela, estamos también ampliando la capacidad de carga con la adición de placas solares y un hidro-generador auxiliar.
En este momento me encuentro trabajando con Outremer y Oceanvolt para alcanzar dichos objetivos antes de la primavera, a lo que seguirá un intenso programa de pruebas, primero en el Mediterráneo y después en el Atlántico. Una vez más, el punto de partida será Sevilla a final de octubre.
Este retraso inesperado esconde un lado positivo: el retorno a Sevilla coincidirá con el 500º aniversario del regreso de Elcano el 6 de septiembre de 1522.