No pudimos elegir un día más gris para embarcar en nuestra primera singladura a bordo del Aventura Zero. Según abandonábamos la marina, los cielos encapotados cubrían la bahía de La Grande Motte y el viento racheado era más propio de un frío día de invierno, lejos de lo que uno espera encontrar en el Mediterráneo en esta época del año.
El instante en el que puse las manos sobre el timón sentí una oleada de emociones encontradas: emoción, satisfacción y también un inmenso alivio porque mi complejo y desafiante proyecto finalmente se había convertido en realidad.
El objetivo principal de nuestra salida era probar el sistema de regeneración Oceanvolt. La característica esencial de este concepto de embarcación eléctrica reside, no tanto en su propulsión, sino en su capacidad de producir electricidad durante la navegación. No sirve de mucho tener una embarcación de propulsión eléctrica si no se puede producir electricidad para reemplazar la que ya se ha usado. Y esa es precisamente la clave de este proyecto.
Por motivos de seguridad el Aventura Zero tiene dos hélices diferentes.
En la banda de estribor la ServoProp desarrollada por Oceanvolt es muy eficiente a la hora de producir electricidad. La hélice plegable Gori en la banda de babor es menos eficiente en cuanto a la producción eléctrica, pero ofrece una propulsión más eficiente, además de ser más resistente en caso de colisión. Ese es potencialmente el punto débil de la Servo Prop y la razón por la que se ha optado por una solución intermedia.
De hecho, el ServoProp es tan eficiente en cuanto a generación eléctrica, que puede llegar a producir lo suficiente para cubrir el 80% de la producción total.
Mientras navegábamos, el representante de Oceanvolt, Alberto Estivill, tomaba notas sobre el comportamiento de los dos motores de transmisión saildrive, para comparar la potencia de salida en relación a la velocidad.
Al cabo de un rato Alberto se dirigió a mí con una gran sonrisa dibujada en la cara:
– El rendimiento es mucho mejor de lo que esperábamos.
¡Y vaya si lo era! En una prueba previa se habían registrado una media de 600 vatios a 6 nudos y 800 vatios a 8 nudos, lo cual se antojaba bastante razonable. Sin embargo, en esta ocasión habíamos logrado doblar esas cifras e incluso obtuvimos resultados mucho mejores a mayor velocidad.
A medida que la velocidad se acercaba a los dobles dígitos, el ServoProp cargaba las baterías a más de 2000 vatios (2kW), lo cual superaba con creces mis mayores expectativas…hasta que el Aventura tomó una ola, comenzó a acelerar, la velocidad alcanzó los 14 nudos…¡y la cifra en el panel se disparó hasta los 6.9kW!
Nos acompañaba en la navegación Romain Guiraudou, quien ha estado a cargo de este proyecto desde su concepción y ha transformado mi tosca idea en un producto de última generación.
En la foto, el segundo tripulante Conor Dugan charla con Matthieu Rougevin-Baville, jefe de ventas de Outremer y un viejo amigo. Conor es un navegante experimentado y experto en multicascos, cuyo asesoramiento ha sido inestimable para convertir del Aventura Zero en lo que hoy es: un catamarán de alto rendimiento y sólida construcción, preparado para hacer frente a este exigente viaje y completarlo de forma segura.
El tercer miembro de la tripulación, de pie junto al estadounidense Conor, es Michalis Zacharias, avezado navegante griego. Taylor, la cuarta tripulante, es también estadounidense y, al igual que Conor, ha trabajado durante años en empresas de chárter en la Islas Vírgenes.